lunes, 19 de agosto de 2013

Repartición de bienes.

¡¿Y yo?!, ¿Cómo tomaré mis cosas?
las que dejé en tu territorio.
Si lo que mas hiere es que ya yo, junto al resentimiento, ando recogiendo las tuyas para dejarlas en tu puerta... mientras tu siquiera sientes que estemos enojados;
Porque tal vez tu excusa sea que el dormir desvanece nuestros pleitos y así como siempre no afrontes nuestros asuntos. Pero no puedo dejarlo así, tal vez porque el rencor es una vitamina en mí.

...Necesito luz en mi vida.
Este sombrío silente de llena ausencia y soledad me atormenta.
¡Luz! Te aclamo desesperada.
Démela alguien, que en cualquier momento dejaré mis ideales y empezaré a creer en algún Dios para implorársela... o al primer loco que me sonría bonito al visitar mis pupilas caminando en el suburbio de lo urbano. Pero que no sean tus ojos. No podría perderlos otra vez. ¿Tenerlos toda la vida? ¡Con gusto!.. pero perderlos otra vez no, eso jamás me lo perdonaría. Además no soy tan fuerte.

Luciérnaga sin lucero.


Tu te quedas con mi dignidad y vulnerabilidad y yo con tu orgullo y desconsideración egoísta.